Historia de San Martìn
San Martín de Tours, obispo (+ 397)
Su fiesta se celebra el 11 de Noviembre.
Nació en Hungría en el año 316.
Pero su familia se trasladò a Pavía (Italia).
Ya desde muy joven sintió un cariño especial al tema religioso, pero a los 15 años se vio obligado a entrar en el ejército, sirviendo a caballo en la guardia imperial romana. Es en este periodo cuando surge una de las historias más bellas y más conocidas de nuestro santo.
Era el invierno de 337, cuando estando Martín en Amiens encuentra cerca de la puerta de la ciudad un mendigo tiritando de frío, a quien da la mitad de su capa, pues la otra mitad pertenece al ejército romano en que sirve.
Esa noche vio en sueños que Jesucristo se le presentaba vestido con el medio manto que él había regalado al pobre y oyó que le decía: "Martín, hoy me cubriste con tu manto".
Tan pronto Martín tuvo esta visión se hizo bautizar (era catecúmeno, o sea estaba preparándose para el bautismo). Luego se presentó a su general que estaba repartiendo regalos a los militares y le dijo: "Hasta ahora te he servido como soldado. Déjame de ahora en adelante servir a Jesucristo propagando su santa religión". El general quiso darle varios premios pero él le dijo: "Estos regalos repártelos entre los que van a seguir luchando en tu ejército. Yo me voy a luchar en el ejército de Jesucristo, y mis premios serán espirituales".
Posteriormente partiò a Poitiers donde era obispo el gran sabio San Hilario, el cual lo recibió como discípulo y se encargó de instruirlo.
Como Martín sentía un gran deseo de dedicarse a la oración y a la meditación, San Hilario le cedió unas tierras en sitio solitario y allá fue con varios de sus discipulos, y fundó el primer convento o monasterio que hubo en Francia. En esa soledad estuvo diez años dedicado a orar, a hacer sacrificios y a estudiar las Sagradas Escrituras. Los habitantes de los alrededores consiguieron por sus oraciones y bendiciones, muchas curaciones y varios prodigios. Cuando después le preguntaban qué profesiones había ejercido respondía: "fui soldado por obligación y por deber, y monje por inclinación y para salvar mi alma".
Un día en el año 371 fue invitado a Tours con el pretexto de que lo necesitaba un enfermo grave, pero era que el pueblo quería elegirlo obispo. Apenas estuvo en la catedral toda la multitud lo aclamó como obispo de Tours, y por más que él se declarara indigno de recibir ese cargo, lo obligaron a aceptar.
En Tours fundó otro convento y pronto tenía ya 80 mojes. Y los milagros, la predicación, y la piedad del nuevo obispo hicieron desaparecer prontamente el paganismo de esa región, y las conversiones al cristianismo eran de todos los días. A los primeros que convirtió fue a su madre y a sus hermanos que eran paganos. Recorrió todo el territorio de su diócesis dejando en cada pueblo un sacerdote. Él fue fundador de las parroquias rurales en Francia.
Falleció en Candes en el año 397.
Supo por revelación cuándo le iba a llegar la muerte y comunicó la noticia a sus numerosos discípulos. Estos se reunieron junto a su lecho de enfermo y le suplicaban llorando: "¿Te alejas padre de nosotros, y nos dejas huérfanos y solos y desamparados?". El santo respondió con una frase que se ha hecho famosa: "Señor, si en algo puedo ser útil todavía, no rehúso ni rechazo cualquier trabajo y ocupación que me quieras mandar". Y antes de dar el último respiro, se dirigió a sus discípulos con estas palabras: "Dejadme, hermanos, mirar al cielo más que a la tierra para dirigir desde ahora mi alma por el camino que debe conducirla hacia el Señor".
El medio manto de San Martín (el que cortó con la espada para dar al pobre) fue guardado en una urna y se le construyó un pequeño santuario para guardar esa reliquia. Como en latín para decir "medio manto" se dice "capilla", la gente decía: "Vamos a orar donde está la capilla". Y de ahí viene el nombre de capilla, que se da a los pequeños salones que se hacen para orar.